Como estrategia de ahorro, los clientes de establecimientos físicos tradicionales distribuyen sus compras entre un mayor número de establecimientos y aumentan la frecuencia de compra, lo que se traduce, según la consultora, en un aumento de la adquisición de marca blanca y un menor compromiso con los establecimientos habituales.

Por su lado, el comprador online cuenta con una ligera menor diversidad de establecimientos en Internet y busca una web “amable” y un servicio “ágil” que le facilite su compra. Una vez que logra encontrar un establecimiento ‘online’ que cumple sus expectativas de variedad, precio y buen servicio, no busca tantos motivos para cambiar.